En el mundo de la cerveza como en muchos otros, siempre se genera amplia polémica con las diferentes variantes. Con el paso de los años, y al hacerse famosos determinados tipos de cervezas, empezaron a surgir quienes se aprovechaban del nombre que se habían granjeado unos pocos para hacerse un hueco en el mercado. En este caso concreto, vamos a hablar de las cervezas de Abadía, más concretamente de las Trapenses.

 Como hemos visto ya en la anterior entrada del blog, las cervezas sobrevivieron a la Edad Media en las abadías de monjes. Allí, y ante los excedentes de grano que obtenían por los diezmos, empezaron a elaborar cerveza. Muchas de ellas ganaron un buen nombre, y durante muchos años vieron cómo otras marcas se sumaban al carro y se identificaban como trapenses. Sí que es cierto que algunos por lo menos cumplían con elaboraciones muy parejas a las de estos recintos, pero otros directamente se dedicaban a coger el nombre y hacer lo que ellos querían.

 Así las cosas, en 1997, varias abadías trapenses se juntaron para crear la Asociación Internacional Trapense y el sello “Aunthentic Trappist Product”. Con ello, creaban una marca de calidad, se distinguían de la competencia y evitaban que muchas otras marcas se adueñaran de su enseña. Para que una cerveza cuente con el sello, deben cumplirse 3 requisitos:

 - El producto debe producirse dentro de los muros de la Abadía o en sus inmediaciones.

- El producto debe producirse por o bajo la supervisión de la comunidad monástica, y la operación debe estar subordinada al monasterio y su cultura.

- Los beneficios que se obtengan con la comercialización del producto deben destinarse íntegramente al mantenimiento del monasterio. Lo que sobre, si es que sobra, se debe destinar a obras de caridad.

 Este sello no es sólo de cerveza. Engloba a otros productos típicos de los monasterios, como pueden ser el queso u otros destilados, pero aquí estamos hablando de cerveza.

 Así las cosas, este reducido grupo lo suscriben abadías belgas (Rochefort, Westmalle, Westvleteren, Chimay, Orval y Achen); La Trappe y Zundert en Países Bajos, Engelszell en Austria, Tre Fontane en Italia, Tynt Meadow en Inglaterrra .

 ¿Y qué hay de España? Pues en nuestra tierra está la cerveza de los monjes burgaleses de San Pedro de Cardeña. Es una cerveza que cumple con los requisitos en cuanto a sabor, elaboración, supervisión por monjes trapenses..., pero no con todos. Aunque la cerveza se hace bajo supervisión trapense, ésta se elabora en una fábrica en León. Pese a no llevar el sello, la Asociación Internacional Trapense la reconoce como una de las 13 cerveceras trapenses del mundo.

Tipos de cerveza

 Como cervezas de abadía se cuentan básicamente 2: las Dubbel y las Trippel, llamadas así por su contenido en maltas, el doble o el triple que las cervezas comunes como pueda ser la Pilsen. Suelen ser cervezas de maltas tostadas y contundentes, ricas en sabor. Algunas abadías las catalogan por colores (Chimay, con las roja, blanca y azul) y otras lo hacen por números (Rochefort, con el 6,8 o 12). No hay una norma clara para su catalogación, aunque muchas siguen este tipo de criterios. En CerveMad.com tenemos de oferta este pack de cervezascon el sello 'Authentic Trappist Product'.

 ¿Entonces sólo éstas son cervezas trapenses? Sí y no. Me explico. Sólo las antes mencionadas son cervezas 100% Trapenses. Y ahí está el sello para demostrarlo. Pero las elaboraciones no son exclusivas. Existen muchas cervezas que cumplen con los sabores y las formas de elaboración pero que no tienen el sello. Como por ejemplo la St. Bernardus, una cerveza que se puede equiparar con las anteriormente citadas pero que al no elaborarse bajo supervisión de monjes trapenses o en las inmediaciones de una abadía, no puede llevar ese sello.